cuentoDesam Ferrández

Diario de un ratón de biblioteca llamado Dix XIII

Otro cuento de Dix y sus amigos escrito por Desam. Ferrández

Puedes leer a partir del primer capítulo aquí 

 

¡Hola queridos amigos! ¿Cómo están hoy? _ Entró Dix a la biblioteca, jovial y súper animado, saludando a sus compañeros de trabajo, los libros. Sin esperar respuesta continuó hablando_ en una hora la biblioteca se llenará de ratones vivarachos, con libros debajo del brazo porque hoy se celebra la entrega de premios al libro del año. Primero se narrarán los textos y después los jueces deliberarán sobre el mejor libro, para a continuación hacer la entrega del premio.

¡Qué bueno! Nos encanta la noticia, así la biblioteca cobrará vida de nuevo ya que con la movida del Covid, la verdad es que la gente viene poco. Solo vemos por aquí a estudiantes que buscan ampliar sus conocimientos entre las miles de posibilidades dispuestas en las estanterías.

Este año yo también presento un libro.

¡Guala! ¿En serio? Contestan eufóricos los libros.

Sí, he escrito un cuento de una humana con unos valores “muy humanos” valga la redundancia.

¿Nos lo puedes leer?

Sí, claro. Además me hace mucha ilusión que me lo pidáis, estoy muy orgulloso y he disfrutado mucho escribiendo. Nunca he escrito nada propio solamente he leído libros de otros autores. Ya sabéis de sobra mi pasión por la lectura.

Síííí, sabemos que te encanta leer, de hecho el día que no llevas algún libro bajo el brazo o en el bolsillo o incluso en los dos sitios, comentamos lo raro que se nos hace.

Ja, ja, cierto.

Dix empieza la lectura de su libro…

Lo he titulado… IRTA, la joven del pelo rosa

Irta es una muchacha jovial de 21 años con el pelo largo de color rosa, dice que es del color de sus sueños.

Es voluntaria en una ONG porque desde muy niña soñaba con ser misionera. Era muy pequeña todavía cuando a la pregunta que le hacían los adultos de: ¿Qué quieres ser de mayor? Contestaba sin pensar, yo quiero ser misionera. La pequeña todavía no sabía lo que quería decir la palabra misionera y mucho menos las tareas a realizar. Fue creciendo y en cuanto se le presentaba la ocasión de ayudar a alguien, lo hacía de forma natural, era innato en ella, de esta forma y sin darse cuenta fue materializando el sueño de ser misionera con actos de entrega al prójimo.

Sus amigos le decían que tenía un «don» y así lo parecía, pues cuando algún niño lloraba o tenía una pataleta, Irta se acercaba, se sentaba al lado del joven y le aproximaba una trenza de su pelo rosa, esta era la forma que tenía para conectar con él, de a poco se calmaba, después ella le hacía cosquillas con su pelo y acababan desternillándose de risa los dos. Posteriormente le miraba a los ojos y preguntaba al mozalbete ¿Qué te pasa? ¿Quieres decírmelo? Y el joven le decía no lo que le pasaba, sino cómo se sentía, que era más importante…

Con los adultos le pasaba algo similar, se acercaba a la personita que parecía necesitar ayuda, mientras ella mantenía su trenza en la mano jugueteando con su pelo, hasta que sin ni siquiera haber pronunciado palabra la personita se tranquilizaba, en ese momento ella aprovechaba para preguntarle: ¿Qué te pasa?, ¿quieres decírmelo?

Estas palabras parecían tener un efecto mágico, ya que todos se explayaban con Irta, contándole hasta las intimidades más ocultas, a cambio, ella escuchaba sin juzgar y al concluir la conversación acababan abrazándola y dándole las gracias.

Todo el que la conoce dice que tiene una calidez innata y que, cuando habla, su dulzura envuelve a los corazones de las personitas que le rodean.

La muchacha era feliz, decía que las conversaciones que mantenía con las personas de la calle eran como historias narradas, ella lo definía con mucho cariño diciendo que el individuo en cuestión abría el libro de su vida por la página del momento, le contaba sus pensamientos o sus dilemas como si narrara un capítulo, una vez liberada toda la verborrea que tenía dentro, pasaban a escribir un capítulo nuevo entre los dos, inventándose el final que más les gustaba. A ella eso le encantaba, escribir conjuntamente con el autor le parecía muy hermoso.

Empezó a colaborar en una ONG con gente afín a ella, tenían sus mismas inquietudes y las mismas ganas de ayudar al humano que se encontraba en la calle, no importando su edad, raza o religión.

A veces salía solo con unas chocolatinas a conversar con sus amigos de la calle, como ella les llamaba, mientras saboreaban el dulce chocolate hablaban sin cesar, Irta al regresar a casa siempre pensaba, cada persona… una historia diferente, compuesta de un libro muy gordo cargado de capítulos a cuál más interesante, ella hasta se imaginaba las viñetas dibujadas en las hojas mientras las palabras flotaban en el aire porque un narrador anónimo les había dado vida y voz.

Un día fue con los compañeros de ONG a un hospicio, llevaban pasatiempos como regalos para los jovencitos, aunque al final acabaron jugando con pelotas. Irta era la primera en participar en todos los juegos aunque en seguida detectaba a algún muchacho que no quería jugar y se le acercaba a charlar, su pelo rosa era suave y parecía tener algo hipnótico, pues en cuanto les acercaba una de sus trenzas rosas, los jóvenes permitían que ella pudiera conversar sin la timidez que aparentaban en un principio y a las preguntas «¿Qué te pasa? ¿Quieres decírmelo?», después de mirar al suelo, el rapaz iba desahogándose hasta acabar riendo y por supuesto jugando con todos. Habían casos que necesitaban resolverse con un adulto, sin embargo, la mayoría eran de ámbito emocional y ella con su serenidad y dulzura les explicaba como eran las relaciones y la vida, siempre desde una versión positiva y bastante soñadora, dando a los mozos ilusión e imaginación para que pudieran cambiar la versión principal y triste, por una más positiva y, sobre todo, buscando soluciones varias, para luego poder elegir la que más motivaba al personaje en cuestión.

Irta se encontraba realmente a gusto con este trabajo/afición y pensó que para poder ayudar mejor sería una excelente idea estudiar el comportamiento humano, junto con la relación de las emociones y las respuestas ante dichas emociones.

Era una muchacha que se entregaba con toda el alma a todo lo que hacía y ponía todavía más ahínco si lo que estaba haciendo le gustaba, por eso en poco tiempo estudió varias formaciones diferentes para abarcar los campos que ella quería. Todo lo que aprendía lo ponía en práctica, sin embargo, le parecía muy chocante que con lo que más tranquilizaba y conectaba con la personita afectada o traumatizada era con sus trenzas de color rosa, ella misma pensaba que el «don» que tantas veces le decían sus amigos que tenía, se quedaba en el mero hecho de tener un pelo suave y diferente. Alguna vez hasta pensó en cortárselo para comprobar si era el pelo el que realmente tenía el «don», aunque inmediatamente desechaba este pensamiento, diciéndose a sí misma, que si tenía una herramienta maravillosa que le servía para conectar con cualquier persona sin importar la edad ¿por qué la tenía que desaprovechar?.

Con los años, Irta viajó por todo el mundo, trasladando su conocimiento y cariño allá donde el destino la llevara. No tenía que hacer muchos planes, parecía que una fuerza muy grande la llevaba de acá para allá con su mochila de colores e ilusión por conocer mundo, los recursos necesarios llegaban y ya era muy conocida en la red de asociaciones que se dedicaban a tender la mano y la oreja a los más desamparados.

La fama de su pelo se extendió por todo el planeta al igual que su gran corazón.

Irta disfrutó de su sueño hecho realidad porque nunca dudó de sus posibilidades y así creció feliz, amable, cariñosa y muy humana, respetando a sus semejantes y agradeciendo al cielo la bendición de su «don».

Ratolin colorado este cuento se ha acabado.

Los libros aplaudieron ruidosamente y una voz dulce se escuchó diciendo «bravo, Dix», todos se giraron hacia donde provenía esa voz.

¡Cloe!_ Grito Dix sonrojado.

Hola, Dix, me ha gustado mucho la narración de tu libro.

Muchas gracias. No sabía que venías.

Me avisó tu amigo Tom y no me lo quise perder. ¡Tu primer libro, enhorabuena!.

Ahora, a esperar a oír a los escritores contrincantes y cruzar los dedos. De todas las maneras te digo que con lo que he disfrutado para mí ya me sirve de premio, ja, ja.

¿A qué hora empiezan?

Pues en breve, vamos a la sala de conferencias y veamos cuantos libros se han presentado ya.

Ya tengo ganas de que empiece.

Al llegar al salón pudieron observar que había muchas ratitas apuntadas entregando sus obras, lo cual gustó muchísimo a la pareja.

Qué bueno que el libro del año haya tenido tan buena acogida. Es otra forma de promover la lectura y escritura entre la comunidad.

Sí muy cierto.

La lectura de los libros se fue desarrollando con la mirada atenta de los jueces. Dix tenía puesto los cinco sentidos en sus compañeros de lectura con los nervios a flor de pelo. En cualquier momento sería él el que tendría que subir al atril para realizar la lectura de su libro y le temblaban hasta las patitas, no sabía que hacer para poder encontrar la calma, ya que este estado le acrecentaba el miedo de leer tartamudeando. Cloe se dio cuenta de lo que le pasaba a su amigo y se acercó para darle ánimos, mientras lo despistaba de sus pensamientos y le infundía calma.

Llegó el momento y Dix subió a la palestra a narrar su obra. Primero temblaba como una hoja, sin embargo, fue cogiendo confianza, soltando la rigidez y leyó con fluidez.

Dix miraba al público y a los jueces mientras leía, observando sus rostros buscando algún indicio que le dijera que les gustaba lo que estaban escuchando. Al acabar la lectura los amigos de Dix rompieron el silencio del salón con aplausos y vítores, tanto que los jueces pidieron calma al público.

Dix bajó del estrado satisfecho y sonrojado. Cloe corrió a abrazar a su amigo felicitándole por tan buena actuación. Los demás amigos hicieron lo mismo, todos querían congratularlo.

Mientras, los jueces se retiraban a debatir sobre el libro merecedor de premio.

Dix estaba feliz, todo estaba de su lado, Cloe lo abrazaba y estaba a su lado y sus amigos lo agasajaban con palabras de respeto y reconocimiento por su obra y por él mismo, ya que la lectura fue de diez.

Al entrar los jueces se hizo un silencio y todos retomaron sus asientos.

Los jueces emiten su veredicto:

Hemos de decir que todas las obras aquí presentadas han cumplido las normas que se pedían para entrar en el concurso y queremos dar la enhorabuena a todos los participantes, ya que ha sido muy difícil elegir solo una obra de entre todas.

El ganador es el libro titulado Irta, La joven del pelo rosa. Autor Dix.

La sala casi se viene abajo de los gritos y aplausos de todos, ratones y libros al unísono chillando ¡¡bravo!!

Dix subió al escenario a recibir su premio mientras los jueces le daban la enhorabuena y le invitaban a seguir escribiendo.

La sonrisa del ratoncito se le salía de su carita, estaba como en una nube.

Cloe y Tom no paraban de abrazarlo y darle golpecitos en la espalda, mientras le decían lo bien que lo había hecho y lo felices que se sentían por su premio.

Muchas gracias compañeros y amigos. Estoy muy emocionado por tanto afecto como me demostráis. Me gustaría dedicar un fuerte aplauso a todos los participantes del concurso.

Libros y ratones aplaudieron a todos los participantes, a la vez que les decían palabras de reconocimiento porque todas las obras eran muy hermosas. Otras voces pedían que para el año próximo querían otro concurso y más participantes, animando a los presentes y a los que este año no se habían presentado.

Ratones amigos, me gustaría que me acompañaseis a celebrarlo con unos refrescos y unos tacos de queso.

Muchos fueron con Dix y estuvieron festejando el premio y algo todavía más importante, el hecho de estimular la lectura y la escritura. En muchas comunidades de ratones se valora muchísimo la cultura y el arte, dicen que cuanto más sabes más progresas y el resultado es bien visible en la comunidad donde se aplica este lema.

Al acabar la fiesta se quedaron los tres amigos Dix, Cloe y Tom.

¿Me acompañáis a la biblioteca? Quiero dar las gracias a mis compañeros y además charlar de cómo les ha parecido el concurso y si para la siguiente se puede mejorar algo. También me gustaría que vosotros participéis, cuantas más opiniones mejor.

Claro que te acompañamos, contestaron los dos amigos, mientras se ponían en marcha.

¡Hola, compis!

Hola, Dix, enhorabuena otra vez, contestaron los libros.

¿Qué haces por aquí? Preguntan dos libros de aventuras mientras escalan una estantería.

Pues veréis, quiero vuestra opinión. Os pido una batalla de ideas sobre cómo mejorar el concurso para el año próximo, por supuesto también se aceptan las opiniones de Cloe y Tom, quiero entre todos superar el resultado de este año. Tampoco hace falta que me contestéis ahora, sin embargo no quiero dejarlo para mañana y que se enfríen u olviden los pequeños detalles.

Buena idea, amigo, yo lo pensaré y te contestaré mañana, contestó un libro de ciencias, ahora estoy metido en un problema y no quiero despistarme.

Ja, ja. Claro, os dejo la propuesta y mañana me decís todo lo que os parezca interesante.

Los tres ratones abandonan la biblioteca.

¿Os apetece venir a casa y decimos nuestras propuestas? Así mañana ya tendré una idea clara cuando vaya a recoger los comentarios de los libros.

Sí, genial. Contestaron Cloe y Tom.

Llegaron a casa de Dix y los tres amigos se pusieron a contar todo lo que habían visto en la entrega y lo que les había gustado, aunque no llegaban a mencionar nada para mejorar. Dix les explicó cómo se había difundido la campaña y como se había hecho la inscripción, cosa que ni Cloe ni Tom sabían.

Quizás nos estamos enfocando en lo bonito que ha sido. Ahora ya sabemos lo que nos ha gustado ¿Empezamos a pensar en como lo haríamos, si estuviera en nuestra mano la organización? A lo mejor desde esa otra perspectiva encontramos la forma de progresar.

Carambolas, Dix, yo no sabría organizar ni una carrera_ contesta Tom.

Yo creo que eres muy exigente ¿crees qué no ha sido perfecto? – opina Cloe.

Pues a lo mejor si que soy muy exigente, es que tengo metido en el cerebro que hay algo que se puede mejorar… igual es buena idea dejarlo y mañana, sin la emoción del día, con la mente más fría se nos ocurre algo.

Eso me parece mejor, yo estoy cansada para pensar, ha sido un día muy largo. Dice Cloe.

¿Quieres quedarte en casa? Tengo una habitación para invitados que estaré muy contento de que utilices y mañana te prepararé el desayuno cuando te levantes, como tu hiciste cuando estaba en tu casa de Castellón.

Sí, pinta bien la propuesta. Estaré encantada de probar tus cualidades culinarias.

Bueno, pues en vista de que voy a regresar solo a casa me voy, que yo también estoy cansado. Que descanséis y nos vemos mañana. Se despide Tom, dándole un beso a su prima y un fuerte abrazo a su amigo.

Eres muy intrépido, Dix, he de decirte que me gustaría ser como tú.

Muchas gracias amigo. Lo único que mencionar es que si fueras como yo perderías ese perfil de Adonis con el que llevas de queso a todas las ratitas del barrio.

¡Ahhh! Pues retiro lo dicho, que esta silueta tan linda no se puede perder, ja, ja.

Eso_ le anima Cloe_ que yo también quiero tener un primo guapo y simpático. Bromas aparte, eres un ratoncito muy bello por fuera y todavía más bello por dentro. Te quiero, nos vemos mañana.

Muchas gracias, parejita, hasta mañana. Contesta Tom.

Cuando se quedan solos, Dix abraza con suavidad a Cloe deleitándose con su aroma.

Gracias por venir. Hasta que no te he visto no me he dado cuenta cuanto te extraño.

¡Carambolas! No me esperaba este recibimiento tan romántico. Gracias.

¿Te molesta?

No, no, para nada. Diría que todo lo contrario, me gusta sobremanera.

¿Quieres comer algo?

No, prefiero acostarme.

Genial, ven y te acompaño al cuarto. Dix vuelve a abrazar a Cloe.

Que descanses preciosa y tengas sueños bonitos.

Dix se despide dando un beso en los labios a Cloe, sin esperar respuesta se va. Hasta mañana, querida.

Dix no entiende como ha podido reaccionar así y ser tan atrevido de darle un beso a Cloe, sin embargo, todas las células de su cuerpo lo están celebrando. La sonrisa abarca todo su hocico y las mariposas del estomago le indican que Cloe le gusta más de lo que él pensaba, ya que ha sido una actuación nada meditada y está muy feliz por haber hecho caso de ese impulso que no ha pasado por su cerebro. Se acuesta muy entusiasmado, entre el premio y el beso parece que esté en las nubes, tiene una sensación muy agradable que hace que sus sueños sean muy fantaseados. En uno de los sueños se ve paseando de la mano con Cloe, lo peculiar es que van sobre una alfombra con la forma de una nube espesa y de un azul intenso, la nube hace caso de sus indicaciones y los lleva a donde ellos quieren, recorriendo los bosques más hermosos que jamas haya visto, parando en los picos de las montañas, como si fueran miradores para disfrutar del paisaje.

Cloe por su parte tiene sueños románticos donde se ve viviendo con Dix, una vida apasionada y aventurera, recorriendo parte del mundo y esos bosques mágicos de los que ha visto fotos en los libros, donde ven hadas y otros seres no visibles, que les cuentan los secretos de la vida en el bosque y cómo todos viven en armonía y respeto a todos los habitantes del lugar.

Ya de mañana, Dix se levanta feliz, con ganas de abrazar a Cloe, riendo se pregunta ¿qué me pasa?, ¿esto será amor, o estoy perdiendo el juicio? No importa, voy a disfrutarlo y a preparar un desayuno que agrade a Cloe, esmerándome tanto como ella lo hizo conmigo.

Cloe se despierta liviana y alegre. Su apetito se ha despertado de golpe por un olor cálido. Sigue el rastro del aroma y llega a la cocina. Allí se encuentra el desayuno compuesto de quesos calientes con pan recién tostado.

¡Carambolas! ¡Qué rico olor! Y qué buena pinta tiene todo muchas gracias, Dix._ dice Cloe mientras se lanza a los brazos de Dix devolviéndole el beso de la noche anterior.

Buenos días, este beso bien se merece un rico desayuno, quería agradarte.

Pues lo has conseguido, es mi desayuno preferido.

Los dos amigos comieron alegres entre risas y esa chispa en los ojitos que tienen los enamorados.

¿Me acompañas a la biblioteca? Quiero recoger las ideas que hayan escrito los libros y luego vamos donde quieras. Me voy a coger el resto del día para estar contigo, si tú quieres claro.

Me parece genial. La verdad es que no he pensado en darte ideas para mejorar el concurso, me dormí antes, aunque tenemos todo el día para exponer cositas. Y me complace muchísimo que quieras estar conmigo.

Los dos amigos recogen la mesa entre risas y besitos para luego dirigirse a la biblioteca.

Recogen las pocas aportaciones de los libros y se van a callejear por las calles de Madrid…

Continua aquí

 

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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