La visión de Marta de una Kedada de abrazos

Madrid, 20 de marzo de 2019. Marta Cantero

Llega el día de mi primera Kedada de abrazos. Me voy dando un paseo y me veo acompañada por mis dudas y resistencias: “¿seré capaz de abrazar a alguien desconocido? ¿me veo pidiendo abrazos? ¿no me habré precipitado al decir que si a la kedada? aún estoy a tiempo de poner cualquier excusa y no ir”…. en realidad estas dudas aparecieron el día de antes, cuando empecé a hacer mi cartel… menos mal que estoy aprendiendo a no hacerme demasiado caso, y continúo mi camino.

Llego a la plaza de Santa Ana, y soy recibida por unos maravillosos brazos que me envuelven y me atrapan hasta el corazón (gracias Teresoni, gracias Jose).

Así que saco mi cartel de la mochila y empiezo a pedir y a ofrecer mis brazos. Aparece Ana, un lindo ser que se dirige hacia mi, me da y me pide un abrazo que traspasa mi mente y me llega al alma…rompe a llorar y me dice: “gracias, es lo que necesito en este momento” y se refugia en mi; lo necesitaba ella y lo necesitaba yo, la respuesta a mis dudas y a mis miedos.

Cada vez me siento mejor, mas viva, mas llena, parece que empieza a gustarme esto de los abrazos. Observo como nos observan, como nos reciben, hay risas, asombro, resistencias, amabilidad, rechazo, indiferencia, unos desvían la mirada, otros nos buscan, algunos repiten con los demás compañeros… hasta descubro abrazándose a los camareros de la terraza, parece que esto funciona…

Al finalizar nos juntamos los abrazadores y nos preguntamos: ¿cómo habéis recibido los abrazos? y ¿los rechazos? reflexiono y respondo que aceptándolos y empatizando con ellos, porque seguramente yo hace algún tiempo también hubiera rechazado ese abrazo de alguien desconocido.

De regreso a casa, comparo mi camino de ida con el de vuelta, llena de amor y satisfacción; sonrío y doy las gracias a los abrazos recibidos, a los abrazos dados y a Susurros de Luz por aparecer en mi camino.